martes, 21 de octubre de 2025

Mi pasión por el fútbol

 


El fútbol es una de las cosas que más me gusta hacer. Desde el momento en que aprendí a jugar, me di cuenta de que no es solo un deporte, sino una verdadera forma de vida. Cada partido me ha enseñado lecciones importantes, como ganar con humildad, aceptar la derrota con respeto y, sobre todo, confiar en el trabajo y esfuerzo del equipo.

Lo que más me atrae del fútbol es la increíble sensación de libertad que siento al correr detrás del balón. Cuando estoy en la cancha, puedo olvidar por completo los problemas, las preocupaciones y el cansancio del día a día. En ese espacio solo importan mi energía, mi concentración y las ganas de mejorar y superarme a mí mismo.

Además, el fútbol me ha enseñado valores muy importantes que aplico tanto dentro como fuera del campo. La disciplina y el compañerismo son dos ejemplos claros de esto. Aprender a trabajar con otros, a comunicarme y a respetar las diferencias me ha ayudado a crecer como persona. Por todo esto, el fútbol es mucho más que un juego para mí; es una pasión que me llena y me inspira cada día.


Método Científico

 


En el proyecto de las huertas familiares urbanas utilizamos el método científico para responder preguntas reales de nuestra comunidad. A través de la observación y el análisis de encuestas, pudimos comprobar nuestra hipótesis: que cultivar en casa fomenta la educación ambiental y mejora la convivencia.

El método científico fue esencial porque nos ayudó a organizar cada paso de la investigación. No se trató solo de sembrar y ver crecer una planta, sino de estudiar su impacto en las familias, en la alimentación y en la escuela. Este método permite entender los problemas desde la raíz, buscar soluciones y evaluar los resultados con base en evidencias. Es una forma práctica de aprender haciendo.



Conclusiones del Proyecto

 


Las conclusiones del proyecto sobre las huertas familiares urbanas nos permitieron ver cómo una idea sencilla puede generar un impacto profundo en la comunidad educativa. A través del trabajo de campo, las encuestas y la observación, comprobamos que las huertas no solo contribuyen a la seguridad alimentaria, sino que también promueven el bienestar emocional, la cooperación y la educación ambiental.

En los resultados se evidenció que muchas familias fortalecieron sus vínculos al compartir tiempo en el cuidado de las plantas. Este proyecto ayudó a que los estudiantes valoraran la importancia de la naturaleza, aprendieran a cuidar los recursos naturales y reconocieran el poder del trabajo en grupo. Cada huerta, sin importar su tamaño, se convirtió en un símbolo de esfuerzo, constancia y amor por el entorno.

Además, el proyecto demostró que la educación ambiental puede ser un camino para mejorar la convivencia escolar. El respeto por el medio ambiente también se traduce en respeto por las personas, por lo que la experiencia sirvió para enseñar empatía, responsabilidad y compromiso social. 


Mi pasión por el fútbol

  El fútbol es una de las cosas que más me gusta hacer. Desde el momento en que aprendí a jugar, me di cuenta de que no es solo un deporte, ...